lunes, 22 de julio de 2013

008~ Summer-Con 2013

Recuerdo que esperé ilusionada a que esos días comenzaran. Deseaba que llegase aquel evento al que tanto había deseado asistir y así escapar de la sociedad común y aburrida que me rodea usualmente, acercándome a esas personas con las que comparto gustos y aficiones, adentrándome en un mundo que ofrece cosas traídas del lejano Japón y quizá de la fantasía, que abre las puertas a los otakus y frikis otorgándoles la libertad de ser ellos mismos y hablar o emocionarse abiertamente con respecto a todo aquello ignorado por la mayoría de la gente. Poder vestir de cualquier forma sin recibir malas miradas e incluso puede que ganes algún halago por tu originalidad. Se respira un ambiente de familiaridad en el que no existen distinciones entre las personas.

Yo había decidido hacerme con un ticket que me permitiese entrar al recinto aquellos días, anonadada junto a mi hermana al echar un vistazo a todo aquello que quería comprar y conservar, rompiendo mi promesa de ahorrar y mantener llena mi cartera. En parte temía que ocurriese lo del año pasado en mi primer salón, aburrirme y esta vez arrepentirme de aquella entrada casi semanal, pero esto no ocurrió.

Veía a los demás junto a grupos de amigos, charlando y bromeando animadamente mientras yo los veía envidiosa. A pesar de ellos los primeros días asistieron un par de amigas mías y aunque no fuésemos un gran grupo ni estar juntas la mayor parte del tiempo ya que estas si conocían  estuvo bien. Me prometí a mi misma que en la próxima ocasión asistiría con los posibles amigos de mi futuro instituto.

Disfruté de los partidos jugados por profesionales del  LOL (juego el cual descargué hace poco), intentando convencer a mis padres de que pasar horas jugando frente a la pantalla pueden dar como fruto 30.000 euros y algo de fama internacional.

Me sentí bien conmigo misma al recibir dos peticiones de fotos por parte de un par de personas al vestir un kimono, a pesar de sentir vergüenza. Un chico me dijo que "molaba" y otra chica me dijo que era mona. Realmente fue reconfortante y a la vez extraño.

Mis ojos se divirtieron posándose en chicos a los cuales seguía con la mirada; muchos emo "rudos" y otros "uke", e incluso algún que otro asiático que tuvo el valor suficiente como para pasearse por el lugar a sabiendas de la fascinación de algunas otaku (como mi hermana y yo) hacia ellos.
Perdí incontables ocasiones al ser pronunciado "the game" continuas veces por el animador, y sonreí y aplaudí debido a las otras muchas ocasiones en las que la gente chillaba "yaoi" recibiendo una ovación por parte de todos en el karaoke.

Contemplé preciosos cosplays que llamaron mi atención;  varios de Ciel, Sebastian y Grell, personajes de Kuroshitsuji, otro de Predator o de Elfen Lied.

Presencié el concurso de cosplay y el de baile, maravillada ante el arduo esfuerzo de los participantes.

Llegó el último día y algo triste me despedí mentalmente de aquellas personas que había visto durante esos días y con los que no había llegado a mediar palabra debido a mi estúpida inseguridad, conociendo a algunos de ellos gracias a las redes sociales, pero aun así, incapaz de saludarlos en persona. Algunos lloraban abrazándose ente promesas de volver a verse, mientas yo me sentí el meme de "foreveralone".

Me he prometido a mí misma ser capaz de subirme sobre el escenario y cantar con mi voz torpe alguna de mis canciones de anime favoritos, y llegar a gritar y bailar sin sentirme un pez fuera del agua. Y obviamente, lograr realizar un buen cosplay,  aunque sea uno sencillo; por lo tanto me queda un duro trabajo por hacer.


Hasta el próximo año, Summer Con.

(Fotos de las adquisiciones de mala calidad a causa de la inexistencia de una cámara que me pertenezca)


Mi mochila quedó tal que así:

miércoles, 10 de julio de 2013

007~Mi nuevo oficio de verano; jugar al TERA.

Mi experiencia con este tipo de juegos online es amplia debido a que hace alrededor de tres años, (desde el 03-05-2010 según mi cuenta), comencé a introducirme en este mundo lleno de fantasía, paisajes maravillosos y seres de muchas razas.

Después de haber visto numerosos tutoriales e intentar todo lo posible por instalarlo y jugar a través de un servidor distinto al original, (puesto que no pretendía pagar mensualmente y menos aun pudiendo jugar gratis), logré entrar al World of Warcraft a través del WOWcore, un conocido servidor. A partir de entonces, una nueva obsesión surgió, sumiéndome en ese increíble mundo adictivo. Pronto llegó el verano, y desde que despertaba hasta que debía cerrar los ojos, permanecía frente a la pantalla completando misiones intentando alcanzar el máximo nivel.
Recuerdo que todo empezó poseer una versión de prueba que compré en una tienda a un precio bastante bajo pensando que con este podría jugar por un tiempo ilimitado, pero no fue así.

Mucha gente ha cuestionado el carácter adictivo que tienen este tipo de juegos, habiendo numerosos vídeos de ello en Youtube, o ha hecho burlas de la gente que los juega, llamándolos "frikis sin vida social". En lo primero, estoy de acuerdo.
Gasté dinero real logrando mejorar mi armadura, hice un tutorial para aprender a descargarlo y lo publiqué en Youtube e incluso llegué a soñar estar dentro del WOW, pero todo termina. Ninguno de mis amigos jugaba, por lo que un año más tarde me aburrí, estando sola incluso dentro de un videojuego, sin poder siquiera ir a mazmorras y conseguir ganar experiencia en grupo. Ahora lo utilizaba ocasionalmente, atascada en el nivel 73.

Hace algunas semanas, alguien de Twitter me propuso abandonar el WOW y probar el TERA, un juego bastante parecido pero con mejores gráficos y, en mi opinión, una historia más pobre.
Acepté y me uní al servidor gratuito, comprobando las similitudes entre ambos juegos. Mis preciados elfos afeminados eran igual de viriles.

El TERA es bastante bueno, pero habiendo pasado ya por mi época obsesiva, no tengo la necesidad de jugarlo las veinticuatro horas del día. Las imágenes son indudablemente buenas, la forma de luchar es entretenida y compleja, debiendo esquivar y no basta simplemente pulsando constantemente un botón para derrotar al enemigo. Sin embargo, reconozco que prefiero el WOW. Cada raza tiene su propio reino, teniendo distintas misiones, las cueles son variadas y no consisten simplemente en matar a un determinado número de criaturas.




En fin, creo que si estás aburrido y deseas olvidarte del mundo real por un momento, puedes hacerlo uniéndote a los miles de. Pero obviamente, debes evitar mezclar la realidad con la ficción.


lunes, 8 de julio de 2013

006~ Vacaciones y, quizá, un nuevo comienzo...

Las vacaciones han llegado. Sobre la mesa descansa un folio blancuzco que ha sido garabateado con rotuladores de colores, resaltando su superficie, dándole un toca más alegre. En él se hayan escritos esos objetivos que usualmente me planteo hacer en los largos veranos, fallando en la mayoría de ellos, defraudándome a mí misma. Suelo cuestionarme el porqué de mi flojera incluso cuando se trata de hacer alguna actividad que me gusta. La procrastinación se ha convertido en una fiel amiga mía. Pero esta vez, será diferente.

Recuerdo aquel día tan esperado por todos y tan insignificante para mí, no muy lejano, cuando a regañadientes debí vestir un traje y unos incómodos zapatos que en realidad, no llevé por mucho tiempo. Las horas en la peluquería experimentando con mi odiado pelo para dar un resultado extraño que logró cambiar mi imagen. Las largas extensiones de colores que colgaban y destacaban al ser mi atuendo completamente negro. La tediosa misa en la pequeña capilla, la cual catalogué como la última, en la que comulgué por vergüenza, dejando a ese pequeño trocito de pan disolverse dentro de mi boca. Escucho una frase que se me hace familiar en el discurso de los profesores, percatándome de que es mía " Sé que mi madre me llamará la atención por el desastre que he ocasionado. Sonrío, pienso y agradezco el hecho de tener a una madre que me regañe." Estúpidamente me siento especial.

Mi nombre es pronunciado por la que fue mi tutora, diciendo algo como "Destaca por su personalidad artística, sus creativas historias y su pasión por lo oriental". Nerviosa, sonreí, subiendo al escenario bajo la mirada de una gran cantidad de personas que me aplaudieron , haciéndome sentir avergonzada. Tomé el papel en el que salían nuestras fotos y una pequeña insignia del colegio, dándole un par de besos a mis profesores, intranquila.

Posteriormente pasamos al comedor en el que rompí la detestable dieta. Recuerdo que una mujer a la que no conocía admitió ser su hija mi fan al parecer yo emo. Sin embargo, no lo soy. Me reí interiormente.
Todo aquello acabó, pero la noche no había finalizado. Nos trasladamos a un local de luces brillantes cuyas vistas daban a una piscina, siendo la pared de vidrio transparente. El lugar estaba decorado de una bonita forma, con varias mesas distribuidas en la estancia, un escenario de un tamaño considerable y algunos grandes altavoces. Comimos la peculiar comida que nos sirvieron; una crema de verduras con salsa de tomate, pollo con salsa de manzana y quesillo como postre. He de decir que esto último fue lo que hizo a mi estómago rugir de felicidad. Recordaré las caras de asco y confusión al observar la extraña crema que nos habían puesto como primer plato.

Más tarde la música comenzó a sonar, y todos llenaron la pista de baile moviéndose como si aquello fuese una acción automática bajo las luces de colores, mientras yo me senté en una silla y tomé mi móvil para abrir Twitter , pasando el tiempo. Las canciones no eran de mi agrado, como suponía. Pero estaba acostumbrada, por lo que simplemente me dediqué a observar a mis compañeros, quienes parecían alegres, sonreían y bromeaban.

Los echaré de menos, supongo. Durante los trece años en los que he estado en la escuela, he querido marcharme en algunas ocasiones; no porque me desagrade esa escuela en sí ni deteste los feos uniformes mal hechos, que ahora veo como una ventaja, sino por el afán de cambiar, de acabar con la tediosa monotonía a la que fui sometida durante tanto tiempo. Deseando también conocer gente, encontrando a esas personas con gustos afines a los míos que no logré encontrar en el colegio.
Los cambios, el enfrentamiento de algo nuevo es algo que me aterra profundamente, pero que a la vez anhelo y deseo experimentar. Es un sentimiento extraño.

A pesar de desconocer aún mi futuro e ignorar saber qué es aquello a lo que quiero dedicarme, difícilmente he elegido, llevándome por mis gustos, y no por los comentarios, al contrario de lo que hice el año pasado. El arte es algo que siempre me ha llamado la atención. Al fin decidí embarcarme en él, abandonando las temibles matemáticas o la incomprensibles física y química.
Quiero aprender. Añoro lograr hacer cosas tan maravillosas como las que envidio de muchos autores de los que me considero fan en Deviantart. Quiero acabar con la rabia que me carcome al no conseguir expresar por medio del dibujo lo que tengo en mente, rindiéndome con facilidad, optando por la copia de otros dibujos.

No conozco mucho del lugar a donde voy, excepto que debo agarrar un autobús al volver a casa,  acostumbrándome a viajar en ese tipo de transporte por primera vez, y además sé que, según dicen, la mayoría de los alumnos son "de mi estilo". Es decir, gente con el mismo gusto musical y quizá con la misma devoción por Japón y su cultura. Saber esto me intriga, dándome ánimo al entablar relaciones con esas personas, acabando con mi timidez, ansiando experimentar lo que es tener un amigo, uno de esos que siempre están a tu lado, a los que les cuentas tus problemas y no dudan en escucharte, abriéndote, poniendo toda tu confianza en ellos. A pesar de que en el fondo temo que esto ocurra, debido a mi personalidad solitaria y cerrada.


Daré muchos tropiezos, y eso lo sé. Debo seguir este camino y aprovechar lo que este me brindará, perdiendo mi miedo a fallar, levantándome orgullosa de nuevo. Puede que, al fin y al cabo, el arte sea lo mío.